Shine on You Crazy Diamond

· 0 Comentarios

Aniversario luctuoso de ese virtuoso de la música Syd Barrett, articulo de Verónica Maza Bustamante publicado en La mosca.


Los diamantes no son para siempre..


   Entre el olvido y la memoria. Así pasó Syd Barrett los últimos 20 años de su vida, recluido en la casa de su madre en Cambridge, Inglaterra, totalmente alejado de los reflectores. Sin embargo, me gusta imaginar al legendario fundador del grupo Pink Floyd vagando por un enorme jardín –lleno de hongos alucinógenos–, llorándole a la luna, abriendo y cerrando puertas mentales que lo llevaban, de pronto, a recordar tan sólo por breves instantes esos días en que su música, sus ideas, su figura, ayudaban a conformar lo que hoy en día es una de las bandas más significativas y de mayor influencia en el mundo.


   Dice una leyenda urbana que hace poco tiempo una publicación musical inglesa lo entrevistó en su hogar (pese a la oposición de su madre) y resultó que Syd decía no recordar al grupo Pink Floyd ni a sus antiguos amigos. Cambió, literalmente, a sus héroes por fantasmas. Aunque quién sabe. Tal vez en la mente de este personaje brillante de 60 años, que murió el 7 de Julio del año pasado por complicaciones con su diabetes, en realidad los espectros eran Roger Waters, Richard Wright y Nick Mason, con quienes en 1965 integró la banda cuyo nombre se le ocurrió a él y derivaba del apelativo de dos músicos de blues: Pink Anderson y Floyd Council, que admiraba. Incluso es muy probable que hasta su amigo David Gilmour, quien lo sustituyó en la guitarra cuando Barrett ya estaba más pa’ allá que pa’ acá, se haya convertido, en su cabecita loca, en una sombra difusa que con el paso del tiempo se integró a su repertorio cerebral de visiones psicodélicas.


   Pero para los demás, quienes aún podemos gozar medianamente de las virtudes de la memoria, Roger Keith Barrett representaba el inicio y el concepto del inigualable Pink Floyd, el rey de la escena underground del Londres de los ‘60s, tan lleno de ácidos, mariguana y demás “drogas recreativas”; el extravagante músico que, perdido entre la esquizofrenia y el autismo, protagonizó delirantes escenas en concierto, en programas de televisión.


  Syd también es el músico poco fecundo pero sumamente intenso y dado a la experimentación que creó junto con Waters, The piper at the gates of dawn (1967), el primer álbum del grupo, en donde Barrett asombró al componer temas como Astronomy Domine, Interstellar Overdrive, The Gnome, Flaming, con los que creó historia. Su inestabilidad hizo que tan solo estuviera en la agrupación durante dos años. Después, paulatinamente dejó de asistir a los conciertos hasta que David lo sustituyó por completo. De 1968 a 1972, lejos de la esfera pública, Syd inició un desigual trabajo en solitario, grabando cuando el optimismo y la lucidez llegaban a él. De estas rachas surgieron tres álbumes: The Madcap Laughs, Opel y Barrett, David Gilmour y Waters colaboraron en él.


   Después de eso, Houston, lo perdimos. Pero siguió viviendo a través de los discos de Pink Floyd: en 1975 grabaron el álbum Wish You Were Here, todo un homenaje del grupo a su fundador, alejado por completo de la prensa y la escena del rock, asumiendo sin querer su decisión de cambiar “el paraíso por el infierno, el cielo azul por el dolor”, como le susurraría la voz de Waters y le lloraría la guitarra de Gilmour en la canción homónima; encerrado en su propia realidad, la del Diamante Loco de Shine on, You crazy diamond. También en el famosísimo Dark Side Of The Moon (1973) podemos encontrarnos con la persona del chiflado con temas como Brain Damage.


   Ahora, mientras escucho Us And Them, me imagino a Syd Barrett abandonando la jaula en donde sobrevivió por años, abordando un tren con destino indefinido, con un cigarro en la boca y con sus cejas repentinamente repobladas, sabiendo que he’s never gonna die.


 Ya te veremos en el lado oscuro de la luna, entrañable lunático.


About Me

Mi foto
Soy Un Wey Aliviniado, prefiero tener cuates que amigos OGT con los OGT's

Labels